Los Ángeles Lakers y Miami Heat, la final de la NBA: por qué el último episodio es un éxito desde antes de comenzar

Será una definición que tendrá un lugar especial en los libros de historia. La lucha por coronarse como el equipo más poderoso del planeta básquetbol tendrá millones y millones de ojos encima, como siempre, pero en un contexto diferente. Porque la NBA se propuso montar su show cuando nadie lo creía posible, adoptó protocolos, creó una burbuja en Orlando, con Disney como escenografía, destinó 150 millones de dólares para sostener el negocio, evitó pérdidas por encima de los US$ 1000 millones, puso todo a disposición de sus estrellas y logró llegar al último y más encantador acto: la gran final.

Y allí estarán este miércoles, desde las 22 de la Argentina, Los Ángeles Lakers de LeBron James para recuperar la gloria perdida y Miami Heat de Jimmy Butler tratando de dar el gran golpe a partir del carácter y con el juego colectivo como estandarte. Sin las luces y la parafernalia habitual, pero con la garantía de que la música siga sonando.

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Resultó un camino largo, con testeos interminables, con recelo por los movimientos de los jugadores. La NBA puso a disposición hoteles con todas las comodidades, paseos en bicicletas, salas de recreación, gimnasios transformados en lavanderías, excursiones en los lagos dentro del universo Disney para que mataran las horas pescando. Hubo también sanciones para los que no cumplieron con los requisitos, protocolos para los periodistas, anillos sanitarios para controlar la salud de todos.

Y protestas de los protagonistas contra los actos de violencia raciales: temblaron los cimientos con el caso de George Floyd y nuevamente con el de Jacob Blake. Estuvo en riesgo la competencia. Se negoció y se siguió adelante. Casi tres meses de una maquinaria para llegar al último acto sin tener que apagar los motores.

¿Y del juego, qué? Luka Doncic siguió deslumbrando a todos con lo que produjo en Dallas Mavericks, Giannis Antetokounmpo no detuvo su furia y despertó controversia su elección como MVP de la temporada, cayó con fuerza la apuesta de Los Ángeles Clippers con Kawhi Leonard y Paul George, se quedó a mitad de camino el último campeón, Toronto Raptors, peleó hasta el final la propuesta de Boston Celtics, demostró la infinidad de recursos con los que cuenta Denver en la furia de Jamal Murray y Nikola Jokic. La pelota estuvo en el lugar que debía. Los Ángeles Lakers llegaron a la cima en el Oeste, los Heat se abrieron camino en el Este y se quedaron con el gran premio.

Adam Silver, el comisionado de la NBA, demostró todo su arte para sostener el producto. Encontró un socio ideal en "Bob" Iger, el ex CEO de Disney, para poder encapsular la competencia, supo atender las necesidades que imponía Chris Paul, presidente del Sindicato de Jugadores de la NBA, entendió las necesidades los fanáticos y los acercó montando pantallas en los partidos para simular que estaban en la cancha, acompañó cada uno de los reclamos de los basquetbolistas respecto a la situación de tensión que vive los Estados Unidos por la violencia racial. Un arquitecto excelso para el show.

Qué se puede esperar de la final

Son infinitos los atractivos que se desprenden del último acto, de la gran final. Los nombres lógicamente, los 10 años de Lakers sin llegar a esa instancia, la vuelta de los Heat a la lucha por el anillo tras el traspié en 2014 con San Antonio Spurs, el recuerdo de Kobe Bryant, la quinta final de Erik Spoelstra como entrenador de los Heat, el deseo de Los Ángeles de conquistar el título que le permita sentirse, junto con Boston Celtics, el más ganador de la historia con 17 títulos. Números interminables.

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Hasta la "participación" de Pat Riley es otro de los atractivos de esta cita, ya que el general manager de los Heat es un nexo entre Miami y los Lakers por donde se lo mire. Para comprenderlo, hay que remontarse a sus comienzos como entrenador, allá por 1982, cuando fue parte de la evolución de la competencia. En su vitrina tiene cinco anillos como entrenador entre 1982 y 2006. Cuatro los consiguió con los Lakers y uno con Heat y dos títulos como ejecutivo (en 2012 y 2013), con LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh, como el gran Big Three de la franquicia.

Experiencia y juventud al servicio del espectáculo, eso también es parte de la definición. Porque será un duelo en el que los Heat llegan con una mochila cargada de energía e incertidumbre, ya que a excepción de Andre Iguodala y Udonis Haslem, ningún jugador de Miami disputó una final de la NBA. Acumula 6 finales consecutivas Iguodala y se concentra en darle sus mejores herramientas para que Tyler Herro, Bam Adebayo, Duncan Robinson no sientan la presión de la gran cita y que Jimmy Butler, que tiene el cuero más curtido, pueda tomar el control del equipo sin sentir el peso que implica la lucha por el anillo.

Y del otro lado estará Lebron James, que va por su décima final, su cuarto anillo y pretende que su compañero Anthony Davis, pueda sentir esa sensación por primera vez. No está sólo The King en esta empresa, porque cuenta con acompañantes como Danny Green (tres finales), Rajon Rondo (dos) y Dwight Howard (una) que saben lo que es llegar hasta la definición.

Una mojón en la historia de la competencia. La NBA levantará el telón del último acto con los Lakers y Miami, una función que puede tener siete actos. Ellos serán los protagonistas del desenlace que será recordado en el mundo del deporte por la burbuja, la montaña de dólares, los lujos, la lucha contra una pandemia y el racismo. Todo para sostener el show del anillo.