La vitamina D y el ejercicio no previenen las caídas en las adultas mayores

Por Megan Brooks NUEVA YORK (Reuters Health) - En un estudio de Finlandia sobre las adultas mayores, los suplementos de vitamina D mejoraron la densidad ósea y el ejercicio favoreció la movilidad, pero ninguno redujo las caídas. "Las caídas son la principal causa de lesiones y fracturas no intencionales en los adultos mayores. Los traumatismos en la cabeza y las fracturas del cráneo son las consecuencias más graves", dijo por e-mail la doctora Kirsti Uusi-Rasi, del Instituto UKK para la Investigación en Promoción de la Salud, Tampere. El ejercicio y la vitamina D son estrategias recomendadas para prevenir las caídas en los adultos mayores, a pesar de que la evidencia que lo respalda es contradictoria. Un total de 409 mujeres autónomas, de entre 70 y 80 años, utilizaron al azar, durante dos años, placebo sin hacer ejercicio, una dosis de 800 UI/día de vitamina D sin hacer ejercicio, placebo más ejercicio o vitamina D más ejercicio. El ejercicio consistía en clases grupales supervisadas orientadas a mejorar el equilibrio, la fuerza muscular y la agilidad dos veces por semana el primer año y una vez por semana el segundo año. En JAMA Internal Medicine, el equipo publica que ni la vitamina D ni el ejercicio disminuyeron las caídas (resultado primario). Se registraron las siguientes tasas de caídas por cada 100 años persona: 118,2 (placebo sin ejercicio); 132,1 (vitamina D sin ejercicio); 120,7 (placebo más ejercicio) y 113,1 (vitamina D más ejercicio). Pero la tasa de caídas con lesiones (resultado secundario) se redujo más de la mitad en las participantes que ejercitaban, con o sin consumo de vitamina D. Las tasas fueron las siguientes: 13,2 (placebo sin ejercicio) y 12,9 (vitamina D sin ejercicio) versus 6,5 (placebo con ejercicio) y 5 (vitamina D con ejercicio); (HR=0,47 para el placebo con ejercicio y HR=0,38 para la vitamina D con ejercicio). La vitamina D ayudó a mantener la densidad ósea del cuello femoral y mejoró la densidad trabecular de la tibia; el ejercicio aumentó la fuerza muscular y el equilibrio, pero la vitamina D no potenció los efectos del ejercicio en la aptitud física. "De acuerdo con nuestros resultados, no habría una indicación para aumentar las dosis de vitamina D porque las recomendaciones de consumo (800 UI/día) serían suficientes para lograr niveles óptimos en sangre de 25OHD (50-70 nmol/L o 20-30 ng/mL) en las adultas mayores autónomas", dijo Uusi-Rasi. "No sería necesario aumentas las dosis, excepto que exista una indicación contraria. En la práctica clínica es fundamental recordar que el ejercicio es clave para conservar la aptitud física en los adultos mayores. Además, reduce la gravedad de las caídas y, por lo tanto, las lesiones", agregó. En un editorial, los doctores Erin S. LeBlanc, de Kaiser Permanente Noroeste, y Roger Chou, de Oregon Health & Science University, ambos en Portland, Oregon, escriben: "Dado su bajo costo y su bajo riesgo, la vitamina D debería permanecer en el armamento médico para prevenir las caídas, por lo menos hasta contar con más información. El nivel de vitamina D de cada persona es una consideración clínica útil. A medida que se difundan los resultados de más (ensayos clínicos aleatorizados) de alta calidad, tendremos que estar preparados para reevaluar el papel de la vitamina D en la salud. Aun así, el (estudio) del equipo de Uusi-Rasi nos recuerda que el ejercicio cuenta con la evidencia más sólida disponible en la prevención de las caídas graves con múltiples beneficios para la salud". Duffy MacKay, vicepresidente senior de asuntos científicos y regulatorios del Consejo para la Nutrición Responsable, señaló que "es sabido que los estadounidenses ingieren cantidades insuficientes de vitamina D. Este estudio confirma el papel ya conocido de la vitamina D en la salud ósea, pero existen muchos otros beneficios del consumo de los suplementos de vitamina D". "Como médico naturopático, voy a seguir recomendándoles a mis pacientes la vitamina D por todos sus beneficios", sostuvo MacKay. La Academia de Finlandia, el Ministerio de Educación y Cultura, el Fondo para la Investigación Competitiva del Distrito Hospitalario de Pirkanmaa y la Fundación Juho Vainio financiaron el estudio. FUENTE: JAMA Intern Med, 2015.