Los padres del niño muerto en el atentado de Boston piden no condenar al culpable a muerte

El dolor por la pérdida de un ser querido a manos de criminales es extremo e indescriptible. Y, en Estados Unidos, sobre todo en los estados en los que la pena de muerte se encuentra vigente, muchos coinciden en que emprender un juicio hasta logra el castigo capital es la vía –apropiada y deseada- para sancionar a los culpables de los crímenes más atroces.

Pero no todos opinan así.

Bill y Denise Richard, padres de un niño de 8 años que murió en el ataque terrorista registrado durante el Maratón de Boston de 2013, han expresado en una carta publicada por el periódico Boston Globe su deseo de que la fiscalía retire del caso de Dzhohkar Tsarnaev, hallado culpable de los atentados, la posibilidad de que el convicto sea sentenciado a muerte.

Martin Richard fue asesinado a los 8 años, víctima del atentado terrorista del Maratón de Boston en 2013. (AP)
Martin Richard fue asesinado a los 8 años, víctima del atentado terrorista del Maratón de Boston en 2013. (AP)

La misiva es de enorme dramatismo y, a la vez, muy directa. Los Richard dicen que entienden "muy bien la atrocidad y la brutalidad de los crímenes cometidos. Estuvimos allí. Los vivimos. El acusado asesinó a nuestro hijo de 8 años, laceró a nuestra hija de 7 y robó parte de nuestras almas". Pero añaden que perseguir que Tsarnaev sea condenado a muerte solo prolongará el proceso, puede consumir años de apelaciones y, por ende, mantendrá en vilo y en el desasosiego a los Richard y a otros familiares de víctimas en su anhelo de justicia.

Ellos que han acudido a horas y horas de proceso en la corte y han visto, como dicen en su carta, “evidencia abrumadora que incluyó videos y fotos explícitos, réplicas de bombas e incluso las ropas que nuestro hijo vistió el último día de su vida”.

Ya no quieren más.

Por ello, los Richard piden que se condene a Tsarnaev a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional y que, al mismo tiempo, el convicto renuncie a sus derechos de apelación. Creen que es la mejor salida. Quieren que esta trágica etapa se cierre lo más pronto posible con la conclusión definitiva del proceso judicial. No quieren que sus otros dos hijos tengan que enfrentar y crecer con más días, meses y años de dolor y procesos de apelaciones judiciales antes de tener el alivio de la justicia.

En este contexto, un reciente estudio del Centro Pew reveló que el apoyo de los estadounidenses a la pena de muerte ha descendido en los últimos años, y aunque a escala general sigue recibiendo un apoyo mayoritario (56% actualmente), este ha bajado en comparación al que había hace 20 años (78%). La oposición a la pena de muerte es hoy del 38%, y era solo del 18% en 1995. Y si se analizan los números en ciertos grupos sociales, los simpatizantes demócratas sólo apoyan la pena de muerte de forma minoritaria (40%), en comparación al amplio respaldo que aún existe entre los republicanos (78%).

La familia Richard ha pedido no condenar a muerte al culpable de los atentados de Boston. (CBS)
La familia Richard ha pedido no condenar a muerte al culpable de los atentados de Boston. (CBS)

Y no es que, quizá, en su interior los Richard no deseen para Tsarnaev la muerte por sus crímenes. Lo que quieren es que la historia del atentado, de las víctimas, de los asesinos deje de ser ya contada y presentada en los términos de su responsable, Tsarnaev, como indican que ha sucedido durante el tiempo en que él ha estado ante la corte pero, también, ante la opinión pública y la atención mediática.

Todo ese frenesí, como dicen los Richard “no les deja opción más que vivir una historia contada en sus términos [los de Tsarnaev], no los nuestros”. Y tanto les ha quitado ya ese hombre que ellos no pueden ya resistir que por más tiempo siga consumiendo sus espacios y sus tiempos y los de los medios de comunicación.

Los Richard quieren que el asesino se pierda definitivamente en las brumas, cuanto antes, para que ellos y otras familias puedan ya dar un nuevo paso y comenzar a rehacer sus vidas en todo lo posible. En su carta no han siquiera llamado al asesino por su nombre y, en cambio, expresan con firmeza que “el fin de la angustia y mirar a un mejor futuro” es lo que ellos requieren, y también Boston y el país.

La carta es de enorme lucidez y vehemencia.

No es claro qué es lo que finalmente decidirá hacer la fiscalía y el resto de los participantes del juicio. Pero la carta de los Richard está allí, como poderoso testimonio para ser tomado en cuenta.