Ataques sexuales a bordo de aviones en pleno vuelo

Todo acoso o ataque sexual es repudiable, pero hay casos en que las características o circunstancias del abuso le dan un perfil muy específico y peculiarmente dramático al suceso. Por ejemplo, ser víctima de una agresión así mientras se está sin salida a 32,000 pies de altura, dentro de la cabina de un avión.

La televisora ABC relató, por ejemplo, el caso de Dana LaRue quien al despertar de una siesta durante un vuelo se encontró de pronto con que otro pasajero estaba tocándola de modo impropio en la pierna y en el pecho. Ella relata cómo, pese a su sobresalto ante ese indeseado avance del pasajero, no pudo reaccionar, se quedó como paralizada.

Aunque no generalizados si se considera la cantidad de personas que cada día hacen uso de aviones comerciales, las agresiones sexuales a bordo de aeronaves no son infrecuentes o inusuales. Inclusive, en tiempos recientes se ha registrado, como informó en su momento la televisora NBC en el área de Washington DC, una suerte de ola de agresiones sexuales dentro de aviones: cuatro casos tan solo en los primeros meses del año pasado en esa sola región. Al menos dos de ellos culminaron en cargos criminales, multas de entre 3,000 y 4,000 dólares y tiempo en libertad condicional para los agresores. Uno de los casos implicó a una menor de 15 años que fue tocada inapropiadamente por un adulto desconocido.

Lo inquietante, según afirmó la propia NBC, es que no existe un registro formal de los casos de agresión o abuso sexual cometidos durante vuelos comerciales, y las propias aerolíneas no están precisamente muy dispuestas a revelar públicamente los datos que tienen sobre la cantidad y gravedad de los incidentes sucedidos en sus aviones.

Y, como en el caso de LaRue, es frecuente que las víctimas queden tan impactadas o desconcertadas por los actos del agresor que no reportan los hechos de inmediato, y a veces simplemente no lo hacen. Además, como narró la NBC, en ocasiones las autoridades no pueden fincar cargos a los responsables porque los otros pasajeros, que podrían ser testigos y refrendar las acusaciones, simplemente siguieron sus viajes y no están disponibles para dar testimonio.

Eso lo ratifica la televisora NBC de Los Ángeles, que narra otra ola de abusos de este tipo en aviones con origen o destino en esa ciudad durante 2014: muchas veces la falta de testigos impide proseguir acciones judiciales.

Con todo, eso no quiere decir que todos los casos de estos abusos a 30,000 pies de altura queden siempre impunes o se salden solo con multas. 

En otro incidente de 2014, el periódico Houston Chronicle reportó que un viajero proveniente de Japón quedó bajo custodia de agentes federales luego de que tocara entre las piernas y en el pecho a una pasajera, que también viajaba de Japón a EEUU, y que incluso el sujeto tomó con su celular una foto de los genitales de la mujer agredida, provocándole terror. La víctima en esta ocasión sí reportó el ataque al personal de a bordo y el hombre fue, al aterrizar el avión, entregado a las autoridades.

La NBC informa de otro sujeto, que viajaba entre Arizona y New Jersey y fue condenado a 8 años de prisión por agredir a una pasajera dormida e incluso, como indicó el periódico Daily News, con penetración genital con los dedos del agresor. En este caso sí hubo una testigo y los desmanes del atacante fueron sancionados de modo severo (incluso inicialmente se mencionó que el cargo podría haber implicado hasta cadena perpetua).

Y en otro suceso grave de octubre de 2014, un individuo que volaba de Hawái a Japón entró y se encerró en el baño de un avión donde ya se encontraba una pasajera y trató de desvestirla mientras él a su vez se quitaba la ropa y se exponía a ella, de acuerdo al Daily News. La mujer logró activar el botón de alarma pero el hombre no pudo ser sometido sino hasta que la tripulación y otros pasajeros desmontaron la puerta del baño y detuvieron al sujeto. El avión tuvo que volver a Hawái, y el agresor fue entregado a las autoridades. El hombre enfrentó cargos que implican hasta 20 años de cárcel, pero no está claro aún cuál fue o será su sentencia.

Los especialistas y grupos que asisten a víctimas de esta clase de abusos durante vuelos piden no quedarse en silencio y denunciar, de modo que el agresor pueda ser identificado, detenido y sancionado. Además, si queda claro que ese tipo de conductas recibirán fuertes sanciones es posible que eso neutralice de entrada a muchos agresores potenciales, además de que ayudará a hacer justicia a las víctimas.

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