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Los secretos de Makemake, el planeta enano más allá de Plutón

Esta última década en astronomía muy probablemente será recordada como los años en los que dimos los primeros pasos en el descubrimiento de los exoplanetas. Es asombroso comprobar cómo durante miles de años apenas conocíamos un puñado de los planetas más cercanos a nosotros y, hoy en día, con solo descargar una aplicación para tu smartphone puedes acceder a una extensa lista llena con multitud de detalles de más de 800 mundos orbitando estrellas lejanas.

Pero este conocimiento acelerado de planetas distantes no debería hacernos olvidar la exploración y observación de nuestros vecinos más próximos que, en muchos casos, aún siguen siendo grandes desconocidos.

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El caso del planeta enano Makemake es uno de estos ejemplos de cuerpos de nuestro propio sistema solar del que apenas sabíamos nada. Es más, hasta marzo del año 2005 ni siquiera sabíamos que existía.

Se trata de uno de los planetas enanos más interesantes de nuestro entorno y, se sitúa como el mayor, tras Eris y Plutón, de los denominados objetos plutoides (es decir, cuerpos que se encuentran más allá de Neptuno y que no llegan a la categoría de planetas).

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Una de las curiosidades de este planetoide es lo difícil que es de observar, a pesar de ser mucho más brillante que Plutón. Sabiendo que Plutón fue descubierto en 1930 y que  Makemake es más brillante que él, probablemente alguno de nuestros lectores se esté preguntando cómo es posible que hayamos tardado tanto en conocer de la existencia de este cuerpo.

La respuesta a esta tardanza es doble. Por un lado, Makemake se encuentra en el cinturón de Kuiper, una extensa zona repleta de un inmenso número de pequeños cuerpos helados y cometas que hace muy difícil la observación de objetos aislados. Por otro lado, el planetoide posee una órbita algo extraña y muy inclinada respecto a nuestra posición, lo que ha impedido su descubrimiento hasta hace relativamente poco tiempo.

Estas peculiaridades en su órbita y en su situación han hecho que los astrónomos tengan que utilizar métodos alternativos para conocer más detalles sobre Makemake. Este es precisamente el caso de los nuevos descubrimientos que un grupo de investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía perteneciente al CSIC.

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Los científicos, liderados por el físico Jose Luis Ortiz, sabían que en abril del año pasado, el Makemake iba a pasar justo delante de una estrella en un fenómeno conocido como ocultación y aprovechando esta circunstancia pudieron analizar numerosos detalles como su albedo (es decir, la luz que refleja el planeta), su tamaño o la forma precisa que tiene el planetoide.

Aun así, cazar el instante y el lugar exacto de este baile de cuerpos diminutos en el cielo es una tarea realmente difícil que, el propio Ortiz explica de esta gráfica manera: "predecir y observar una ocultación por un objeto transneptuniano es una tarea inmensa, por lo extraordinariamente pequeños que son sus diámetros angulares y porque sus órbitas no se conocen bien, ni tenemos posiciones de las estrellas catalogadas con la suficiente exactitud. En algunos sentidos, es como atinar a una mosca a unos 50 kilómetros de distancia con un láser poco más ancho que la mosca".

Utilizando una red de hasta 16 telescopios ubicados en el hemisferio sur consiguieron acertar con la observación y ahora, algo más de un año después, han publicado los resultados en la Revista Nature.

Ahora sabemos que Makemake tiene un tamaño similar a Plutón, aunque algo inferior. Concretamente cuenta con unos ejes de 1.430 y 1.502 kilómetros de longitud, en forma de elipse y con un albedo del 77% (es decir, el porcentaje de luz que refleja).

Analizando este alto porcentaje de refracción los astrofísicos consideran que es muy posible que Makemake no posea atmósfera o como mucho que pueda albergar en algunas zonas una atmósfera muy tenue en los momentos en que su órbita se acerque al Sol. La opción más probable es que debido a las gélidas temperaturas de este cuerpo, la atmósfera se haya congelado cayendo a la superficie convertida en hielo, lo que explicaría su alto brillo.

Con la crisis económica y la falta de recursos destinados a la exploración astronómica, sabemos que va a ser prácticamente imposible lanzar sondas que estudien detalladamente toda esta colección de pequeños cuerpos más allá de Neptuno, por eso el uso de este tipo de observaciones, utilizando tránsitos y ocultaciones, se hace especialmente importante para llegar a conocer a nuestros vecinos más cercanos.

Referencia: J.L.Ortiz et al., "Albedo and atmospheric constraints of dwarf planet Makemake from a stellar occultation". Nature. DOI 10.1038/nature11597

Fuente: Yahoo! España
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