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Un hacker promete resolver fraude de tarjetas

"El crimen fue como una droga para mí", confesó Boanta (Reuters)
"El crimen fue como una droga para mí", confesó Boanta (Reuters)

Valentin Boanta pasará los próximos cinco años en una prisión de Rumanía, pero al menos dormirá con la conciencia tranquila. Luego de haber ganado fama en su país por su colaboración con bandas que clonaban tarjetas en los cajeros automáticos, el joven ha puesto ahora su inteligencia al servicio de la seguridad de las finanzas personales.

Aunque el arrepentimiento de Boanta puede solucionar una parte de los fraudes en las máquinas ATM, su historia es apenas la punta de un gigantesco iceberg criminal cuyas raíces se extienden por todo el planeta. Los crímenes relacionados con la falsificación de datos y el robo a cuentas bancarias y tarjetas de crédito representan un negocio de millones de dólares anuales.

Râmnicu Vâlcea, la capital mundial del cibercrimen (L. Kenzel - Wikimedia Commons)
Râmnicu Vâlcea, la capital mundial del cibercrimen (L. Kenzel - Wikimedia Commons)

Rumanía, el paraíso de los hackers

“Cuando me arrestaron me alegré”, confesó Boanta a la agencia británica Reuters. “Esta liberación me abrió el camino a trabajar en el lado correcto”, afirmó. Desde la cárcel el habilidoso hacker ha diseñado junto a la empresa MB Telecom el Secure Resolving System (SRS), un sencillo sistema que evitaría la clonación de tarjetas en las ATM mediante la lectura de las bandas magnéticas.

“Él merece todo el reconocimiento”, declaró Mircea Tudor, presidente de MB Telecom y coautor del SRS. “Él está participando en el cambio de imagen de Rumanía en el exterior y seguramente se unirá a nuestro equipo cuando salga de la prisión”, aseguró. El SRS ya cuenta con una patente para su venta.

Pero los compatriotas de Boanta tratarán sin dudas de burlar el SRS y obtener los datos de las tarjetas. En la ciudad de Râmnicu Vâlcea, al noroeste de Bucarest, ha proliferado un barrio conocido en el ambiente como “Hackerville”, la capital mundial del cibercrimen.

Según un reporte del diario francés Le Monde, los hackers rumanos han convertido el deslucido barrio obrero de Ostroveni, herencia del régimen comunista de Nicolae Ceausescu, en una zona transitada por lujosos automóviles conducidos por los jóvenes cibercriminales. Las principales víctimas son internautas norteamericanos y de Europa Occidental, habituados a hacer compras en línea sin preocuparse demasiado por la seguridad informática.

En 2012 esta especie de mafia online robó 1.000 millones de dólares a cuentas de Estados Unidos. En noviembre pasado la policía australiana desmanteló una red informática rumana que había usurpado la identidad de consumidores de ese país para adquirir bienes valorados en 30 millones de dólares.

Un informe de la empresa de seguridad Verizon publicado este año asegura que en el ranking mundial del delito cibernético solo China supera a Rumanía. El gobierno de ese país europeo aprobó una legislación contra el cibercrimen en 2003, como resultado de las presiones de Estados Unidos.

La clonación de ATM puede afectar un número elevado de máquinas en poco tiempo (Reuters)
La clonación de ATM puede afectar un número elevado de máquinas en poco tiempo (Reuters)

Una oleada de crímenes

Dos multimillonarios atracos saltaron a los titulares semanas atrás. En febrero el FBI desmontó una red de fraude de tarjetas de crédito, cuyas operaciones en 28 estados norteamericanos reportaron ganancias de 200 millones de dólares a los implicados. De acuerdo con reportes de la británica BBC, los criminales alteraban el historial de crédito de falsos clientes para luego tomar prestadas altas sumas de dinero jamás devueltas a las empresas crediticias.

Una parte de ese dinero fue transferido a Pakistán, India, los Emiratos Árabes Unidos, Rumanía, China y Japón, mientras otros montos se dedicaron a adquirir oro, autos de lujo, equipos electrónicos y tratamientos en spa.

A inicios de mayo las autoridades estadounidenses descubrieron otra pandilla de ciberbandidos que extrajeron 45 millones de dólares de máquinas ATM localizadas en varios países. El grupo había hackeado las bases de datos de tarjetas de débito de dos bancos de Medio Oriente: el Rakbank de los Emiratos Árabes Unidos y el Banco de Muscat, en Omán.

Los hackers elevaron los límites de retiro de dinero en efectivo de las tarjetas clonadas. Con el cash usurpado hicieron compras exorbitantes o enviaron los billetes a los líderes de la banda. Gracias a la indiscreción de algunos miembros –se tomaron fotos con el dinero o fueron grabados por cámaras de seguridad—, y la cooperación entre las autoridades de una docena de países, se descubrió el masivo atraco.

El Equipo Europeo de Seguridad de las ATM (EAST) ha alertado sobre las recientes incursiones de los estafadores en máquinas expendedoras de billetes en estaciones de trenes y parquímetros, así como en lectores de tarjetas en los puntos de venta. Los criminales también han construido falsas ATM que colocan sobre las verdaderas para apropiarse del dinero y la identidad de las víctimas.

El EAST considera que la generalización de la tecnología “chip-and-PIN” contrarrestaría el incremento de las clonaciones de tarjetas. Mientras en Europa ese sistema se ha extendido, con marcas de geolocalización en algunos casos para evitar el fraude transnacional, en Estados Unidos aún predominan las bandas magnéticas.

¿Cómo evitar el fraude en las ATM?

La red británica de máquinas ATM, LINK, ofrece algunas recomendaciones a los propietarios de tarjetas para evitar el fraude en los cajeros automáticos:

- Observar el emplazamiento de la ATM antes de proceder a la transacción. No usarla si hay personas sospechosas alrededor.
- Verificar si existen evidencias externas de manipulación en la máquina, en particular en el dispositivo donde se introduce la tarjeta.
- Permanecer cerca de la ATM y cubrir el teclado con la mano cuando se introduce en código PIN.
- Guardar distancia de las demás personas en la fila de espera.
- Mantener en secreto el PIN. No revelarlo a ningún familiar o persona que se hace pasar por personal del banco o agente de policía.
- Rechazar la ayuda de cualquier extraño en la ATM si se presentan problemas con la tarjeta.
- Examinar con frecuencia el estado de las cuentas bancarias para descubrir cualquier transacción fraudulenta.