Un arca casera como remedio al apocalipsis

El fin del mundo, bien lo saben los partidarios de una milenariapredicciónmaya, está a la vuelta de la esquina. El 21 de diciembre de 2012 se terminará el ciclo de la vida tal y como la conocemos y, como le pasó al mundo anterior al nuestro, se dará paso a una nueva interacción planetaria. Nada que no se vea cada 5.125 años, vamos, porque esto ya ha pasado cuatro veces. Es como los dioses mayas van corrigiendo los defectos de cada mundo.

Para la mayoría de la población esto no es más que otra predicción del fin mundo más (varias religiones anuncian el apocalipsis una docena de veces cada año), pero la precisión con la que los mayas impregnaban sus calendarios y su estudio de la astrología ha hecho que este apocalipsis tenga un particular calado en la cultura contemporánea. Se han escrito libros y filmado cantidad de películas sobre el tema (quizá porque, con el actual clima político y económico el fin del mundo se ha hecho particularmente apetecible). Y aunque, según esta lógica, el mundo ya "terminó" el 11 de agosto de 3.114 antes de Cristo sin mayores repercusiones para la raza humana, muchos esperan con cautelosa curiosidad ver qué pasa en diciembre del año que viene.

Uno de los menos cautelosos es un hombre de Luohe, en la provincia china de Henan, que, ignorando abiertamente la predilección histórica de su cultura por su propio calendario, se fía tanto de la predicción maya que ya ha tomado cartas en el asunto. Se ha construido su propia arca personal para surcar los mares que, sin duda alguna, habrán inundado la Tierra el 22 de diciembre de 2012. Su plan es salvarse a sí mismo y a una veintena de allegados y familiares para vivir y ver el supuesto nuevo mundo. Y así, hacer de embajadores de la humanidad ante el nuevo orden mundial. Y, por supuesto, repoblar la Tierra de humanos.

Para ello, ha invertido unos 2.200 euros (3.100 dólares) en hacerse con un tanque de agua de forma cilíndrica. Mide unos 8 por 2,5 metros. Está trabajando en ella ahora mismo, según cuenta la prensa local de Henan, para instalar en los ocho metros de tanque un dormitorio, una despensa y ventanas. También ha instalado una escotilla para, de vez en cuando, otear el desarrollo del apocalipsis y el fin de la humanidad. Después, tocará instalar las camas, generadores eléctricos, ventilación y una cocina. Y es que nadie debe recibir el apocalipsis con hambre.

Sobre el papel, el plan es perfecto. Pero se queda un poco corto cuando se compara con la letra pequeña de la profecía maya: no dice nada de inundaciones mundiales, ni del derrame de montañas ni riegos por aspersión de magma caliente. E incluso si así fuera, la flotabilidad de la embarcación es más que dudosa. O su resistencia a las violentas olas que, se supone, la azotarán. En todo caso, el invento parece una mezcla del fatalismo tradicional chino, la superstición más mundana y la imaginación de Hollywood (parece que, más que para el apocalipsis maya, este señor se esté preparando para su versión de la película 2012).

Pero al menos, cuando llegue el 21 de diciembre de ese mismo año, el hombre estará tranquilo.

Fuente: Shangai Daily