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Las cámaras de seguridad cuentan historias

La humanidad no parece tan perdida como algunos agoreros creen. El egoísmo y la violencia insaciables que nos inclinan al pesimismo conviven con redentores gestos de generosidad. Un anuncio de Coca Cola trata de mostrar ese lado luminoso que aún persiste en nosotros.

Las cámaras de seguridad del mundo también captan a personas que irradian felicidad: parejas de enamorados, locos por la música, honestos y solidarios ciudadanos, defensores de la paz y la diversidad, héroes de minúsculas epopeyas cotidianas, gente loca de vida. "Miremos al mundo de otra manera", nos propone la compañía al final del video.

Aunque el clip ha ganado el voto de miles de internautas en Youtube, donde se acerca al millón de visitas, algunos señalan cómo la omnipresencia de las cámaras de seguridad compromete nuestra privacidad. "El Gran Hermano te vigila", recuerdan los lectores de la novela 1984, de George Orwell. Y ciertamente incomoda saber que casi en cualquier sitio de nuestros recorridos diarios acechan las cámaras, muchas veces sin anunciar siquiera su pretendido propósito de proteger nuestra integridad. Pero ¿acaso esa presencia inevitable debe enturbiar la luz que emana de estos diminutos episodios?

En el pasado siglo XX, un escritor ciego pudo entrever nuestra redención en esa antología de pequeñas expresiones de bondad. "Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo", escribió el argentino Jorge Luis Borges en su poema Los Justos. Nosotros, los que aún consideramos el altruismo como esencia de lo humano, deberíamos acoger estas imágenes como una confirmación, aunque nos lleguen a través de las no tan diáfanas manos de Coca Cola y las cámaras de seguridad.