El hombre que tuvo que huir de su país por pintar mujeres desnudas

Por fin podrá pintar tranquilamente, al menos durante unos meses. Estados Unidos le ha ofrecido a Bassim al-Shaker, un pintor iraquí de 28 años, la posibilidad de desarrollar su talento y creatividad lejos de su Irak natal.

Un cambio que el artista a buen seguro agradece. Y es que la vida en su país se había convertido en un infierno para él por culpa del Ejército de al-Mahdi, una milicia de insurgentes chiíes, que se dedicó a perseguirle, amenazarle y pegarle por unos dibujos que había hecho.

Seguir su vocación no ha sido nada fácil para Bassim, que pintaba por la noche para evitar el ruido de sirenas y explosiones y trabajaba por el día en una barbería para ganarse la vida.

Fue precisamente en su barbería donde empezaron los problemas. Algunos miembros de la milicia islamista decidieron entrar a cortarse el pelo y vieron que una libreta del joven pintor contenía bocetos de la Venus de Milo, práctica para la prueba de acceso a la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Bagdad. Eso fue su perdición.

Le insultaron, le escupieron, le pegaron, le vendaron los ojos e incluso le cortaron su pelo largo. Un duro castigo por el simple hecho de tener esos dibujos en los que salía la desnudez femenina. Dos semanas en el hospital y la encarcelación de sus verdugos le permitieron continuar con sus proyectos.

Entre ellos, una estancia en Egipto para ocho artistas emergentes del país en la que asistieron a una serie de talleres patrocinados por Sada para el Arte Contemporáneo Iraquí, un proyecto sin ánimo de lucro que busca fomentar las prácticas artísticas en un país en el que se las ha silenciado.

Finalmente despegaba la carrera de Bassim, pero la tranquilidad no le duró mucho. Esta primavera volvió a Bagdad y empezó a ser perseguido por los hombres que le torturaron. Habían salido de la cárcel y le culpaban de su tiempo en prisión, buscando venganza.

Y el joven iraquí no lo aguantó más. Temía por su vida y sentía que en su ciudad ya no estaba seguro, tras tener que estar escondido durante un mes. Afortunadamente Sada apareció para salvarle.

Rijin Sahakian, la directora de la organización y que era consciente de los problemas del pintor, se puso en contacto con Gordon Knox, con el que ya había trabajado, y que estaba poniendo en marcha un programa de residencia para artistas extranjeros en Phoenix (EE.UU.).

“Obviamente tiene mucho talento, pero también estamos centrados en salvar su vida”, le contó.

Dicho y hecho, Bassim fue aceptado en el programa junto a artistas de otros países y desde julio se ha trasladado a vivir a Phoenix, donde hay una gran colonia de iraquíes. Antes, en el mes de junio, el pintor había expuesto en la Bienal de Venecia dentro del Pabellón de Irak.

De momento, en Estados Unidos podrá dedicarse en cuerpo y alma a pintar, sin tener que preocuparse por nada más. Cuando caduque su visado, a finales de año, le tocará volver a Bagdad, con la esperanza de que un cambio de barrio será suficiente para no temer por su vida.

Fuente: Yahoo! España
Bassim al-Shaker, el pintor que tuvo que huir de su país